Sobre inocentes, sanos y enfermos, ó sobre confundidos, sancionadores y enfermantes
Una vieja ironía médica popular ya decía:
“una persona sana es una persona insuficientemente examinada”
Pero los burócratas se lo tomaron en serio… y ahí están, exigiendo tests discriminatorios como condición de migajas temporales de la libertad aniquilada.
Tomar una ironía en serio trae graves consecuencias.
La ilustración que acompaña este post, es de Hyeronimus Bosch (Países Bajos 1450–1516), para nosotros “El Bosco”, y es conocida como “La extracción de la piedra de la locura” (1480).
Un interesante análisis de ese cuadro por un historiador del arte, nos muestra una fuerte similitud con los tiempos actuales.
En efecto, se dice “El artista ya se olía algo raro y no duda en denunciar esa práctica tan instaurada, que se aprovechaba de la ignorancia de cierta gente. Un mad doctor que lleva un embudo en la cabeza (símbolo de la estupidez), extrae una piedra de la cabeza de un pobre tipo que nos mira, y si os fijáis el paciente tiene la bolsa de dinero atravesada por un puñal (el símbolo de la estafa). Pero en vez de una piedra, lo que extrae es un tulipán (¿un truco de magia? ¿Un símbolo de la inocencia? ¿Una referencia a su Holanda natal?).
El Bosco pinta una crítica contra los que creen estar en posesión del saber pero que, al final, son más ignorantes que aquellos a los que pretende sanar de su “locura”. Por supuesto, los cómplices de la operación son un fraile y una monja. Ella tiene un libro cerrado sobre la cabeza (superstición e ignorancia típica del clero); Él lleva un cántaro de vino, porque los frailes, a los ojos del artista, eran un atajo de borrachos llenos de vicio.” (Destacados del original, * https://historia-arte.com/obras/extraccion-de-la-piedra-de-la-locura)
Me exime de mayores comentarios, la similitud es tristemente manifiesta.
Dijimos al comienzo que tomar una ironía en serio trae graves consecuencias.
Por eso, a los mismos burócratas que se han tomado en serio aquella ironía médica, lo mismo les da sostener esta ironía jurídica:
“una persona inocente es una persona insuficientemente reglamentada”
La inversión de la regla de la presunción de inocencia por la burocracia, exigiendo que le pidamos permisos previos hasta para lo más natural y humano, como respirar sin tapujos.
Un test del sinsentido.
© Pablo Salvador Agnello
(*) El art. 19 de nuestra Constitución Nacional reconoce la regla de la libertad, de que todo se encuentra permitido, excepto lo expresamente prohibido, regla que termina habitualmente invertida por la normativa reglamentaria, se pervierte en un regla viciosa de que “estaría todo prohibido, excepto lo expresamente permitido”, una aberración mayúscula.-